Con casi 900 especies las aves terrestres son el grupo más abundante
y diverso en América del Norte. Se distribuyen en todos los tipos
principales de hábitat y son buenos indicadores de la salud de los ecosistemas;
los cambios en sus poblaciones reflejan cambios en los hábitat, por
ejemplo en la calidad del agua, en la presencia de enfermedades y en el
clima. Las aves proporcionan servicios ambientales invaluables, como el
control de plagas, la dispersión de semillas y la polinización. Como objetivo
principal del pasatiempo de observación de aves, ayudan a la generación
de miles de millones de dólares en las economías de varios países. Sin embargo,
estamos en grave riesgo de perder esta espectacular e irremplazable
diversidad: las poblaciones de aves terrestres están experimentando una
disminución significativa, graves amenazas y la pérdida de sus hábitat a lo
largo y ancho de un continente presionado por el continuo crecimiento de
las poblaciones humanas y el cambio climático.