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El conocimiento de la biodiversidad requiere considerar los diferentes niveles jerárquicos
de organización de los organismos (genes, especies, poblaciones, comunidades y
ecosistemas), asimismo, se tiene que tomar en cuenta la composición, estructura y
funcionalidad. Por lo tanto, para evaluar la biodiversidad es importante conocer los
elementos o entidades que la componen. A su vez, la realización de inventarios facilita
conocer la estructura y función de diferentes niveles jerárquicos, para su aplicación en el
uso, manejo y conservación de los recursos naturales (Villarreal et al. 2006).
La biodiversidad Neotropical del grupo Lepidoptera es muy superior a la de otras regiones
alrededor del mundo, con estimaciones que alcanzaban hasta el 51% del total mundial de
especies (Lamas 2000). Según Heppner (1998), más del 31% de especies descritas en la
actualidad se hallan en el Neotrópico y por lo tanto, dicho porcentaje podría aumentar a
más de 35 %, al añadir las especies aún inéditas o desconocidas, con un total superior a
255.000 especies para todo el mundo. Por consiguiente, la gran mayoría de estas
especies no descritas, se encuentran en las regiones tropicales, particularmente en
América Latina (Lamas 2000).
En Costa Rica se han publicado varias guías de mariposas entre ellas las de DeVries
(1987; 1997) y la más reciente de Chacón & Montero (2007), las cuales cuentan con
abundante información biológica, como descripciones de los adultos, historia natural,
distribución y diversidad de los mismos. Específicamente en el Área de Conservación
Guanacaste (ACG), como parte de su desarrollo se esta llevando a cabo un inventario
exhaustivo de la biodiversidad presente en todos sus ecosistemas (Janzen 1996a, b).
Dicho inventario cuenta con gran cantidad de especies no descritas hasta el momento, las cuales revelan un esquema incompleto de su historia natural (Gauld & Janzen 1994;
Sharkey & Janzen, 1995; Woodley &Janzen, 1995).
En dicha Área de Conservación, se ha estimado una riqueza de 9600 especies de
Lepidópteros (Janzen 1996). Lo anterior representa el 2,6% de la fauna de Lepidópteros
del mundo y es similar a la encontrada en Norteamérica y el norte de México (Janzen
2004). No obstante, solo se ha podido inventariar 3100 especies aproximadamente
(Janzen 1987), por lo que se crea el Proyecto Biodiversidad de Lepidópteros (BioLep), el
cual identifica a cada una de las especies inventariadas de una forma rápida y segura que
el método morfológico tradicional. Así mismo, el inventario toma en cuenta los parásitos y
las plantas hospederas de las especies de mariposas (Janzen & Hallwachs 2009).
Las plantas hospederas son de suma importancia en el ciclo de vida de las mariposas, ya
que muchas especies de orugas son herbívoras y por lo tanto solo alimentan de ciertas
plantas en particular. Asimismo, las relaciones entre plantas hospederas y mariposas
ayudan comprender la taxonomía y ecología de las mismas. Dichas relaciones pueden
extenderse a teorías de mimetismo (Fig. 1) o defensa contra depredadores (DeVries
1987). No obstante, se conocen la mayoría de plantas hospederas de los géneros no
tropicales, pero para nuestro país se necesitan estudios detallados como las especies de
las familias Lycaenidae, Rionidae y Hesperiidae (Janzen 1991). Por consiguiente, las
interacciones entre plantas y sus herbívoros representan uno de los fenómenos más
importantes en los diferentes ecosistemas tropicales (Janzen 1970, Howe & Miriti 2004). |
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