Abstract:
Rincón de la Vieja is the only active volcano in the Guanacaste Range. Its activity has been characterized
by frequent gas and steam emissions, and periodical phreatic and phreatomagmatic eruptions (isolated
or clustered in 5-7 year intervals, every 40 ± 10 years), normally accompanied by hot lahars, concentrated
mainly on its Caribbean watershed. Prehistoric pyroclastic flows (1520 B.P.) have been mapped and described,
as far as 10 km from the active crater. A sub-plinian layer (3770 B.P.) is preserved on the WSW flank, in accordance
with the prevailing trade winds. Both deposits have pumice and scoria. The pumices are geochemically
and petrographically similar, but scoriae are different. Scoriae from the pyroclastic flows are more similar to
those erupted recently. This suggests that remnant dacitic magma from the subplinian eruption, was erupted due
to the intrusion of andesitic magma, which once erupted, formed scoria-pyroclastic flows. This latter magma has
remained in a shallow reservoir and would have fed the eruptions of the last 1500 years.
Description:
El volcán Rincón de la Vieja es el único volcán activo en la Cordillera de Guanacaste. Históricamente,
su actividad se ha caracterizado por frecuentes emisiones de gases y vapores, y erupciones freáticas y freatomagmáticas
periódicas (aisladas o agrupadas en un lapso de 5-7 años, cada 40 ± 10 años), acompañadas normalmente
por lahares calientes. Flujos piroclásticos prehistóricos (1520 a.P.) se han mapeado y caracterizado hasta por
lo menos 10 km de distancia del cráter activo. Una capa subpliniana (3770 a.P.) se preserva en el flanco WSW,
acorde con la dirección del viento predominante. Ambos depósitos (flujos piroclásticos y caída subpliniana) contienen
pómez y escorias. Las pómez son geoquímica y petrográficamente similares, mas las escorias son diferentes.
Las escorias de los flujos piroclásticos muestran similitud con los magmas eruptados recientemente. Esto
sugiere que un magma dacítico remanente de la erupción subpliniana fue eruptado por efecto de la intrusión
de magma andesítico, que al ser a su vez eruptado, formó flujos piroclásticos escoriáceos. Este mismo magma
ha permanecido en una cámara somera y habría alimentado las erupciones de los últimos 1500 años.